Fecha de recepción: 29 de octubre de 2019
Fecha de aceptación: 23 de enero de 2020
El problema filosófico que representan los organismos modificados genéticamente ha sido poco abordado en las discusiones sobre artefactos en la filosofía de la tecnología. El propósito de este artículo es analizar diferentes posturas filosóficas respecto a este tipo de entidades naturales complejas, que no pueden ser definidas como objetos naturales simples, pues han sido intervenidos por medio de la técnica, pero tampoco como objetos artificiales, similares a las máquinas industriales o a otro tipo de objeto artefactual. Se evalúan dos posturas filosóficas: la primera, afirma que dichas entidades son artificiales, en el entendimiento de que los artefactos son objetos hechos por el hombre. La segunda, que estas entidades modificadas son objetos naturales producidos artificialmente, según Quintanilla y Jonas. Se presenta una propuesta que ofrece argumentos para reconocer, desde varias perspectivas, que las entidades naturales son sistemas autogenerativos: la autonomía constitutiva de Maturana y Varela, la autoorganización postulada por Kauffman y la autonomía de Ruiz-Mirazo y Moreno. Se propone una definición del tipo de objetos que serían los organismos modificados genéticamente, afirmando que son sistemas vivientes autogenerativos que tienen un diseño intencional en los componentes artificiales. La consecuencia principal es que tal tipo de entidades no son iguales a artefactos.
Palabras clave: objetos naturales, objetos artefactuales, biotecnología, autoorganización de sistemas vivientes, filosofía de la tecnología.
The philosophical problem represented by genetically modified organisms has been insufficiently addressed in discussions of artifacts in the philosophy of technology. The purpose of this article is to analyze different philosophical positions regarding this type of complex natural entities, which cannot be defined as simple natural objects, since they have been intervened by means of technique, but neither as artificial objects, similar to industrial machines or to another type of artifactual object. Two philosophical postures are evaluated: the first asserts that these entities are artificial, in the understanding that artifacts are man-made objects. The second says that these modified entities are artificially produced natural objects, according to Quintanilla and Jonas. A proposal is presented that offers arguments to recognize, from several perspectives, that natural entities are autogenerative systems: the constitutive autonomy of Maturana and Varela, the self-organization postulated by Kauffman and the autonomy of Ruiz-Mirazo and Moreno. A definition of genetically modified organisms is proposed, arguing that they are autogenerative living systems that have an intentional design in the artificial components. The main consequence is that such entities are not equal to artefacts.
Keywords: Natural objects, artifactual objects, biotechnology, self-organization of living systems, philosophy of technology.
Los efectos del avance científico-tecnológico en nuestra sociedad pasan por analizar un gran número de casos problemáticos de artefactos materiales. Sin duda, para la filosofía de la tecnología la naturaleza de los artefactos representa un problema interesante al que se ha propuesto resolución desde diferentes enfoques y perspectivas. Sin embargo, dada la pluralidad de artefactos u objetos a clasificar y comprender, a veces se ha avanzado, pero en otros casos se encuentran enfoques sin puntos de unión, de tal manera que ciertas posturas filosóficas parecen irreconciliables.
Tal como lo plantea
Estas entidades se refieren a organismos vivos cuyo material genético ha sido modificado directamente a través de las biotecnologías, y que comenzaron a desarrollarse en laboratorios biológicos desde la década de los 70 del siglo xx. Toda intervención sobre lo vivo tiene consecuencias sociales sobre la idea de la vida y de si esta puede modificarse, a partir de los desarrollos en ciencia, tecnología y sociedad. Este tipo de proyectos tocaría un punto relevante de los estudios de ciencia, tecnología y sociedad, CTS, pues tales desarrollos biotecnológicos afectan la toma de decisiones y las vidas de los individuos en asuntos como los procedimientos de la medicina, la eugenesia, o la construcción artificial de partes de un organismo humano.
El caso específico de las células modificadas ha sido poco explorado, sobre todo, porque se asume que los sistemas vivientes son naturales. Este caso se describe como la generación artificial de un material de ADN, completo en su secuencia genética, que se implanta después de manera artificial en el citoplasma de una célula natural. Al menos esta es la vía metodológica que analizaremos en el presente texto y que corresponde al trabajo de Craig Venter y su equipo de investigación (que en adelante se referenciará como
El interés del presente texto es preguntarnos sobre los compromisos epistemológicos que implica concebir una célula modificada bien como una entidad natural o bien como una entidad artificial. A partir de la pregunta ¿qué tipo de entidad sería la célula modificada a la cual se le ha insertado un material genético completo? se presentan dos tipos de posturas contrastantes: a). La célula modificada por medios biotecnológicos como una entidad artificial. b). La célula modificada por medios biotecnológicos como una entidad natural pero modificada artificialmente. Se han seleccionado diferentes enfoques, como el enfoque funcionalista, el enfoque dual de los artefactos, el enfoque de la autonomía biológica, que corresponden a los campos de la filosofía de la ciencia, los estudios sobre ciencia y tecnología y la filosofía de la biología, respectivamente.
En primer lugar, se abordó el ejemplo de las células modificadas en la descripción y justificación del desarrollo adelantado por
En segundo lugar, se expone una postura que corresponde a un enfoque funcionalista en el que los OM siguen siendo objetos naturales, pero modificados artificialmente (
Esta propuesta se desarrollará a partir de las teorías de la complejidad autopoiética de
Postura filosófica I: organismos modificados como objetos artificiales
Cuando en el año 2010 se
divulgó la creación de una célula modificada por procedimientos tecnológicos,
Nos referimos a una célula de este tipo, controlada por un genoma formado por piezas de ADN químicamente sintetizadas, como una "célula sintética", aunque el citoplasma de la célula receptora no sea sintético (p. 55)[1 ].
El empleo del término sintética implicaba para ellos que el ADN sintetizado se replicaría en la célula receptora, de manera que la célula nueva sería totalmente sintética. De esta descripción como célula sintética se deriva que los organismos modificados genéticamente son objetos artificiales y se da todo el peso a la acción intencional que el ser humano ejerce por medio de la tecnología.
Esta postura representa una tesis muy fuerte sobre la vida, pues la intervención tecnológica convertiría, de manera automática, a los organismos o seres vivos en un producto artificial. Interesa cuestionar esta definición, pues los sistemas vivientes no pueden ser reducidos a partes ensambladas artificialmente, que se sincronizan en engranajes por meros movimientos de unas piezas con otras, a partir de una concepción de la vida heredada del cartesianismo.
Sin duda, el pensamiento antiguo aristotélico ha influido en este tipo de concepciones sobre los artefactos. La dicotomía entre las cosas naturales y las cosas artificiales define unos entes que se dan por naturaleza, por un lado, los animales y sus partes y las plantas; y por otro, los cuerpos simples, como la tierra, el fuego, el aire y el agua. En el extremo contrario a las cosas naturales, estarían las artificiales, cuya forma es accidental, porque no obedece a un principio interno, sino a un agente externo que la determina.
Este pensamiento define todo lo hecho o manufacturado por el ser humano como un producto técnico. Lo fundamental en esta definición de lo artificial es el criterio de hecho/producido, por ejemplo, un pedazo de madera es algo natural, mientras que una silla de madera es un objeto artificial. Los objetos del mundo quedan así divididos en dos tipos de grupos: los objetos naturales y los objetos artificiales, pero esta división de objetos ya no es aplicable a un mundo donde la técnica ha intervenido casi todo tipo de objetos. Sin embargo, si se acepta que lo intencional es lo hecho por la mano del hombre, entonces, en este caso, los OM podrían definirse como artefactos biológicos, porque han sido hechos por el hombre.
Postura filosófica II: organismos modificados como objetos naturales modificados artificialmente
El autor realiza una caracterización de los artefactos y de lo que estructura un proceso tecnológico y menciona que, para el caso del organismo modificado, los pseudoartefactos se definirían en estos términos: «Si el objeto no solo es ensamblado artificialmente, sino que además no pertenece a ninguna clase natural de objetos, decimos entonces que es un artefacto en un sentido estricto» (p. 82).
Esta definición indica que los objetos ensamblados artificialmente, que son objetos naturales, no serían un artefacto en sentido estricto, pues pertenecen a la clasificación de cosas naturales. Ahora bien, el hecho de considerarlos pseudoartefactos nos ofrece un camino para pensar los objetos naturales modificados de otra manera. Se reconoce que sus componentes genéticos quedan insertados en los organismos y que la incorporación de los genes es dirigida y quedan dentro de la célula o citoplasma receptor, como ya se explicó, pero que todo esto no significa que se esté realizando una construcción desde cero.
Para
Por otro lado, estaría la técnica biológica o biotecnología. Esta busca transformar las estructuras existentes de los organismos, así que solo puede cambiar el plan existente en el organismo y realizar una fabricación parcial. En este punto,
Como consecuencia, este autor enfatiza en que nunca se podrá realizar una fabricación total de los organismos a partir de elementos químicos, y que tal fabricación ex novo es difícilmente esperable en la práctica, pues, «La primera y radical modalidad –el verdadero nuevo diseño– y síntesis de organismos avanzados mediante construcción cromosómica de los elementos moleculares está prácticamente excluida» (
Con todo esto,
La materialidad de los objetos técnicos y sus funciones seleccionadas y diseñadas
Hay un segundo enfoque sobre esta segunda postura que considera a los organismos modificados como entidades biológicas, pero que son diseñados artificialmente, es el enfoque de funciones.
En los objetos naturales modificados por medio de la tecnología hay que reconocer un diseño material. Desde el campo de la filosofía de la tecnología,
Sin embargo, este enfoque funcionalista parece poner a todos los organismos en un mismo tipo de entidades susceptibles de tener funciones seleccionadas. En aras de aclarar que puede haber diferentes tipos de funciones asignadas, es interesante mencionar a
La idea de un continuum de objetos intervenidos culturalmente por las prácticas tecnológicas es lo que la historia de la humanidad ha desarrollado, desde el perro, como animal doméstico, pasando por las plantas con sus modificaciones en las hibridaciones, hasta lo que pudieran ser entidades totalmente dependientes del ser humano. De esta manera, se pueden incluir desde aquellos objetos biológicos con poca modificación, hasta aquellos domesticados, aquellos cultivados o aquellos rediseñados en su material genético.
Este tipo de explicaciones sobre las funciones viene de una tradición en filosofía de la biología que se refiere a funciones propias, idea que fue desarrollada por
Pero
El animal domesticado o el que es usado en los sistemas de producción de carne o leche, es producto de la selección artificial por parte del hombre, es decir, existe gracias a la selección artificial.
Los bioartefactos, tales como las especies animales resultado de un largo proceso de selección artificial, tienen una historia selectiva, en este caso no ciega, sino intencional, o si se quiere, son el resultado de la selección artificial. Ello no significa que el mecanismo biológico implícito sea diferente. Simplemente cambiamos las circunstancias contextuales y la selección ya no sería ciega, sino intencional o teleológica (Cuevas Badallo, 2008, p. 83 ).
Para esta autora, tanto los organismos domesticados como los animales utilizados en sistemas productivos y los organismos productos de la biotecnología serían parte de la categoría de los bioartefactos, dado que presentan ciertos rasgos y funciones adscritas por las que han sido seleccionados. Es decir que «…son organismos biológicos, además de artefactos. Por su naturaleza biológica pueden describirse desde la perspectiva funcionalista no intencional, pero al mismo tiempo, debido a su naturaleza artefactual desarrollan funciones intencionalmente orientadas» (
En este sentido, esta propuesta resalta el hecho de que la selección artificial actúa como una fuerza intencional que favorece ciertas formas y lleva a la producción de cierto tipo de organismos que son los que interesan al sistema productivo. Sin embargo, presenta algunos problemas en cuanto a la explicación funcional.
Cuevas Badallo retoma la concepción de función propia desarrollada por
De esta manera, un bioartefacto también será diferente de un organismo biológico, fundamentalmente porque "su existencia en el mundo depende de nuestra producción y uso” (...) “las vacas lecheras pueden sobrevivir gracias a que nosotros las hemos producido y ahora mantenemos una cierta relación con ellas (Cuevas Badallo, 2008, p. 75) .
La selección artificial supone técnicas en las que los caracteres se seleccionan en las características observables: en las plantas tendríamos ejemplos como presencia o no de semillas, tamaño de granos, altura de una planta. En los animales, tendríamos el caso de tamaño de órganos, tamaño del animal, masa muscular, pelaje, entre muchos otros.
Por lo tanto, la función propia de la ubre de una vaca Holstein es producir grandes cantidades de leche, y en caso de que no lo haga será considerada como deficiente (o traducido al lenguaje funcionalista, no desempeñaría adecuadamente su función propia) y será sacrificada para que su carne sea consumida y sus rasgos genéticos no sean perpetuados en un linaje (Cuevas Badallo, 2008, p. 90 ).
Esto es cierto en el sentido de que la selección artificial favorecerá ciertas características en los organismos seleccionados. Lo que no es cierto es afirmar que, si estos organismos existen solo gracias a que nosotros las hemos seleccionado, dejarían de existir si no cumplen su función, pues los animales seguirían existiendo si no fuera porque el ser humano en los sistemas productivos los elimina. Los organismos vivos tienen la capacidad de tomar cursos evolutivos distintos a los impuestos y que no dependen de nuestro cuidado para su existencia
En consecuencia, es importante decir que este tipo de definiciones como objetos culturales biologicos, bioartefactos, o el mismo enfoque dual son interesantes, pero aunque ubican las dos dimensiones de un artefacto, su materialidad y su función, a la vez, no son suficientes para explicar con una sola función para la cual fueron diseñados los OM, puesto que una función tiene que explicarse desde una estructura que contiene una dinámica funcional emergente de lo vivo, que corresponden a una autoorganización de la célula.
Por su parte, y a diferencia de autores que enfocan el organismo vivo desde la utilidad que tiene para el ser humano,
La diferencia más evidente es que en las funciones artificiales existe el componente de la acción intencional, mientras que en los seres vivos no. Por lo general, en las teorías biológicas de la función no aparece la intencionalidad humana, mientras que en las teorías artefactuales es un componente que debe ser mencionado (Monterroza Ríos, 2018, pp. 113-114 ).
Estaremos de acuerdo con esta importante salvedad, pues precisamente este texto tiene como propósito analizar el caso de los OM, porque es en este tipo de casos donde se aclara y pueden resolverse ciertos malos entendidos de las teorías sobre los artefactos cuando son aplicadas, de manera indistinta, a todo tipo de artefactos, lo cual puede dar claridad sobre qué entendemos cuando hablamos de intervenir tecnológicamente un sistema.
Ciertamente, el concepto de función ha sido usado tanto para descripciones de los organismos como de los artefactos desde la antigüedad, precisamente porque ambos han sido descritos en términos funcionales, esto es, con la idea de que ambos nos son útiles para algo (p. 113).
Lo que queremos enfatizar es que lo que está circunscrito a las entidades vivientes constituye un tipo singular de entidades que no pueden reducirse a visiones mecanicistas ni tampoco ser explicadas a partir de funciones adscritas. Esta cuestión es importante para entender el error de los enfoques, e incluso los programas de investigación, que equiparan organismos y artefactos, con la consecuencia de que se le da un lugar diferente a la actividad funcional biológica de una entidad viviente, pues está circunscrita a su utilidad para el ser humano.
En otro sentido, considerar que organismos y artefactos son sistemas similares tiene ciertas consecuencias.
En este texto señalamos que sí hay una distinción entre entidades vivientes y entidades artefactuales y que la manera del tratamiento de tales entidades vivientes requiere un análisis teórico independiente que dé cuenta de la manera cómo funcionan en sí mismas y esta sería una distinción totalmente pertinente en estos términos.
La pregunta que nos guía para el siguiente apartado puede ser planteada de la siguiente manera cuando nos referimos a los organismos modificados genéticamente, OMG, ¿a qué tipo de dinámica funcional estamos refiriéndonos, es decir, en qué tipo de sistema particular están actuando las inserciones e intervenciones tecnológicas?
Autopoiesis y autoorganización de los sistemas vivientes
Es adecuado reconocer que cuando las acciones técnicas insertan componentes artificiales en una entidad viva constituyen un diseño intencional, pero es de aclarar que se ponen dentro de una entidad viviente con su materialidad singular que tiene una dinámica funcional especial. Para argumentar esto, nos enfocaremos en las perspectivas de teorías de la complejidad sobre los sistemas vivientes de
La organización autopoiética es un tipo de organización en la que los componentes son, a su vez, productos y constituyentes de un proceso que se define como una unidad, es decir, la célula se define como una unidad que se produce a sí misma. «La organización autopoiética significa simplemente procesos concatenados de una manera específica tal que los procesos concatenados producen los componentes que constituyen y especifican al sistema como una unidad» (
Esto ocurre no solo en términos de su estructura físico-química, sino también en tanto en cuanto unidad organizada, esto es, en referencia a su identidad autoproducida: «La idea es que la organización de lo vivo no está en las propiedades de sus componentes, sino en los procesos y relaciones, entre procesos realizados a través de sus componentes» (
La teoría de autopoiesis puede, efectivamente, justificar una manera de concebir las entidades naturales como una unidad mínima operante que no puede encontrarse en las entidades de tipo artefactual que funcionan también como sistemas operantes, pero que requieren de energía externa para su funcionamiento.
Para
Este enfoque sostiene el error desde la caracterización tecnológica de los artefactos, que deriva en una descripción de los sistemas vivos como unidades operantes, que puedan compararse teóricamente con los sistemas artificiales. Esto quiere decir que en una célula los componentes por separado no dan cuenta de la operación del sistema, ni siquiera si nos referimos a un componente principal como el ADN conteniendo los genes.
Propuesta de organismos modificados como sistemas vivientes autogenerativos con componentes artificiales
De manera que con los elementos presentados pasamos a construir la propuesta sobre el tipo de entidades que son los organismos modificados. Para esto comenzaremos lo que en un lenguaje filosófico representa la dinámica funcional de lo vivo a partir del concepto de physis.
Históricamente, la Física de Aristóteles constituye la disyunción entre un mundo natural y un mundo artificial. En este punto, habría que recuperar la misma definición de physis que puede ser valiosa cuando se distingue a una entidad natural de una artificial, como aquello que es por sí mismo. Según Aristóteles, «En efecto, la naturaleza es un principio y causa de cambio y del reposo de aquella cosa en la que se da primariamente por sí misma y no sólo en sentido accidental».
Una máquina, por ejemplo, exhibe una tendencia inherente a deteriorarse a causa de que su forma y materia no son realmente una sola; para funcionar como una máquina en periodos sobreextendidos se requiere mantener una entrada regular de alguna fuente humana. Este es el contraste de una planta (y todas las cosas vivientes), la cual genera y se regenera a sí misma, inasistida por los seres humanos (p. 172).
Para
Se trata de reconocer la autoorganización y autorrecursividad que presentamos en los autores
La materialidad en este tipo de entidades es importante y no puede ser reducida a un funcionamiento similar al de un artefacto, como lo es un engranaje de partes ensambladas, sino que es de gran complejidad. La materialidad atiende a una funcionalidad en la cual la acción y la constitución serían una sola cosa, los componentes son los que se producen dentro del sistema en el que desempeña funciones.
De manera que la propuesta de definición que presentamos se refiere a los OM como un tipo de entidades como sistemas vivientes autogenerativos, que contienen componentes artificiales diseñados. Este haría parte de un enfoque que denominamos sistémico pues reconoce la entidad viva como un sistema complejo explicado por las relaciones y su autorrecursividad y, por tanto, irreductible a partes de un artefacto.
El enfoque funcionalista tiene la debilidad de que no presenta las funciones en los organismos como parte de un sistema total viviente. Esto significa que no se puede hacer referencia a una función adscrita ni a una característica seleccionada para una función de manera aislada, cuando lo más singular de los sistemas vivientes es precisamente que tal función no se ejecutaría si no estuviera en funcionamiento el operar de un organismo o entidad viviente como un todo.
Por ejemplo, lo que corresponde a funciones como respirar, producir unidades de energía ATP (adenosín trifosfato) o desechar productos por la membrana citoplasmática son funciones que están integradas al sistema, porque no se puede concebir respirar parcialmente ni sin que se consideren todos los demás componentes del sistema.
Este enfoque que presentamos lo hemos denominado sistémico sobre las entidades vivientes. Nos libera de la descripción de organismos vivos como si fueran órganos, lo cual es la debilidad del enfoque funcionalista, porque termina por utilizar este concepto para afirmar que en los artefactos las funciones son seleccionadas intencionalmente para un propósito, una utilidad, una operación que realizan y finalmente se reduce a los organismos vivos a partes, que serían los órganos seleccionados para funcionar.
Como consecuencia, se deriva en una resolución sobre la naturaleza de los organismos modificados, por el hecho que efectivamente el mundo de los sistemas vivientes tiene particularidades contrastantes con el mundo de la materia fisico-quimica. Es decir, cuando se interviene un organismo vivo el resultado no es un artefacto, ni ninguna combinación de términos que convoquen a considerarlos artefactos de algún tipo.